24 Feb 2021 - Roberto
Durante mi primer paso por la universidad, en Bogotá , en los Andes, estudié física y biología. Aunque conseguí el grado de físico, de verdad estudié biología también, pues aparte de tomar muchos cursos en aquel departamento, también hice parte de proyectos interdisciplinarios en ésta linda y fascinante frontera. Por esta misma pasión, mi trabajo en física terminó orientado al campo que hoy se conoce como Biofísica. Si estudiar los fenómenos biológicos es por si solo un viaje asombroso, hacerlo, para mí, desde los ojos de un físico, es bastante excitante.
Después de una pequeña incursión en el estudio de la expresión genética, proceso por el cual las células producen proteínas a partir de información genética, aterricé, sin haberlo buscado, en el Instituto de Biofísica de la Universidad de Colonia, en donde conocí la Teoría de la Evolución.
Bueno, para ser justos, la conocí desde otra perspectiva, en otra de sus facetas. En realidad, mi primer encuentro con ella se remonta a la primer clase de biología, por allá en el 2014, en Biología de Organismos con el profesor Molina, porque claro, como muchas veces van a oír todos aquellos que se acerquen estudiar la vida, “nada en Biología tiene sentido excepto a la luz de la evolución” (T Dodzhansky). La biología evolutiva es una amplia rama del conocimiento y en ella he conocido algunas de las historias mas fascinante del mundo científico. Recuerdo las clases sobre vertebrados del profesor Cadena en la Universidad de Los Andes, o “Your inner fish” del paleontólogo Neil Shubin, en donde la evolución no solo era el eje central de la discusión, sino la también la fuente principal de hipótesis y explicaciones.
Sin embargo, la faceta de la Evolución que conocido en los últimos años ha sido diferente. No mejor, tampoco peor; simplemente diferente y sin ninguna duda igual de interesante. Al fin y al cabo, es la misma teoría. Por razones históricas, y también en parte por su principal objeto de estudio, ésta cara de la moneda se conoce como Genética de Poblaciones. Su origen se remonta a principios del siglo XX, en medio de lo que se conoce como la síntesis evolutiva moderna, y algunos de los principales protagonistas serán Sewall Wright, Ronald Fisher and John Haldane (Aunque en estos escritos no pretendo hacer un recuento histórico, en algunos momentos intentaré compartir algo sobre el cuándo, el dónde y el quiénes).
En un principio, el desarrollo fue principalmente teórico y por gran parte del siglo XX permaneció así. Sin embargo, con el advenimiento de novedosas técnicas experimentales, especialmente de los métodos de secuenciación moderna, un nuevo y legítimo interés ha vuelto a crecer y grandes avances se han producido en los últimos 30 años.
La forma en cómo los científicos han entendido el mundo en el que vivimos, usando la teoría de la evolución como marco de referencia, es una gran historia sobre la que muchos ya han escrito y ahora yo quiero escribir acá. Lo hago como ejercicio pedagógico, pues ha sido un gran reto aprender todo esto y soy de los que piensan que no hay mejor forma de aprender algo que tratar de enseñarlo a alguien mas. Lo escribiré inicialmente en español, y si el tiempo alcanza, lo traduciré a ingles. No soy un experto en el tema ni tampoco pretendo serlo. Este es un blog abierto a la discusión para todas las interesadas y espero que mediante mi presentación de los temas y la lectura y opiniones de mis queridas lectoras podamos conjuntamente explorar esta interesante frontera entre la biología y (espero que pronto entendamos porqué) la física.