La verdad es que me da mucha tristeza no poder estar en Colombia en este momento historico. Como he leído en unas pancartas por ahí, en Colombia se robaron hasta el miedo, y hoy se empieza a escuchar la voz de la gente. Pero el cacerolazo me llenó de emoción, me llenó de nostalgia y me reforzó la esperanza . Y voy a empezar por hablar de lo que todos hablan: los vándalos y la violencia después de la marcha. Muchos, con seguridad, son infiltrados (eso esta probado) pero, es verdad, muchos otros no. Son vándalos, estan robando, dañando y desahogando rabia contra los demás. Para mi, esa es la muestra mas grande e importante de lo que somos como sociedad en Colombia. Una sociedad mal educada (o sin educación por completo), una sociedad enferma, una sociedad traumarizada, una sociedad en busca de identidad, una sociedad, a fin de cuentas violenta. Por exactamente las mismas razones que un vándalo descarga su frustración en destruir cosas, un borrachos agrede y mata a su esposa un día cualquiera en su propio hogar. O un ladrón mata en la calle por robar una bicicleta. O un policía mata a un grafitero indefenso sin ninguna razón. Exactamente por las mismas razones. Somos una sociedad violenta. Demasiado. Y esa es la consecuencia mas triste de la desigualdad social en la que vivimos. Para nada quiero justificar los actos vandálicos y a los violentos. Al contrario, mi intención es tratar de entender qué pasa, y así poder cambiar las cosas. Pero las cosas no se cambian inyectando mas violencia. Ya la experiencia nos ha enseñado que si uno actua con violencia, violencia recibirá de vuelta. Y después de esa respuesta, ya no hay buenos y malos. Solo quedan familias desoladas, ilusiones frustradas, muertos inocentes, y un millón de lamentos aquí y allá. Y las cosas que he dicho, para mi, son razones mas que suficientes para salir a marchar. Porque la violencia, como enfermedad que hoy agobia a Colombia , encuentra en el gobierno a un gran culpable. Han sido años y años de desgobierno, de falta de garantias sociales, de incremento absurdo de la desigualdad social, de crimenes de estado, de oidos sordos a las necesidades mas básicas de la gente. Si estuviera en Colombia, saldría a marchar una y mil veces. Saldría a crear empatia. Saldría con alegría y también con decisión. Porque el gobierno tiene que entender que el pueblo colombiano esta cansado de la violencia (y una muestra son todos los que hoy solo ven el vandalismo y se queja de él. Así es). Que queremos una sociedad diferente. Que nos merecemos un verdadero país en paz. Pero no solo la paz de Santos, ni la de Uribe, ni la de las FARC. Yo hablo de la paz entre cada uno de los que habitan ese pedazo de tierra, que, como dijo Gabo, lleva viviendo (mas de) 100 años de soledad.